Las personas que padecen esta fobia, no pueden pensar con claridad, no se concentran en la conducción sino en los posibles peligros que se puedan presentar.
En todo ven un peligro, perciben el tráfico como una amenaza. Se sienten inseguros y vulnerables porque saben que no todo está bajo su control.
Definición de Amaxofobia
Amaxofobia viene de "amaxo" que en griego quiere decir carruaje y de "fobia" que quiere decir miedo. Se define como un miedo irracional a conducir.
No podemos confundir la amaxofobia con inseguridad al volante.
La inseguridad en la conducción se debe a la falta de habilidad al conducir y, en la mayoría de los casos, esta falta de destreza se produce porque se tiene poca experiencia al volante o porque llevamos mucho tiempo sin conducir
A quién afecta
En España afecta al 33% de los conductores, la mayor parte mujeres con edades comprendidas entre los 30 y 40 años.
Normalmente, esta fobia se asocia a experiencias traumáticas como haber sufrido o haber presenciado un accidente de tráfico o cuando algún familiar o amigo ha sido víctima de un accidente de tráfico.
En el fondo se trata de un problema de falta de autoestima y confianza en uno mismo. Esta patología es más frecuente en mujeres, sobre todo en aquellas con padres, hermanos o maridos muy dominantes o machistas que han mermado su autoestima.
Los amaxofóbicos son muy negativos hacia su forma de conducir, se consideran incapaces de conducir un vehículo con destreza, creen que pueden ser los causantes de un accidente de tráfico o piensan que no van a saber actuar ante situaciones adversas en la carretera como fuertes lluvias, niebla, desvíos provisionales... Tienen tal inseguridad en su forma de conducir, que rara vez se ponen delante del volante.
Síntomas más comunes
Entre los síntomas más comunes está la ansiedad, la angustia, temblores, dolor de estómago, rigidez, sudoración excesiva o taquicardias, incluso pesadillas antes y después de conducir.
Quienes lo sufren, experimentan una gran tensión psicológica, llegando a evitar situaciones donde conducir es necesario como cualquier salida de ocio que implique trasladarse en coche, comidas, viajes, excursiones..., en los casos más extremos hay personas que han llegado a renunciar a un puesto de trabajo porque implicaba desplazarse a diario en coche.
La amaxofobia supone en estos casos una limitación muy importante, se trata de un miedo paralizante.
También, es frecuente sufrir tensiones musculares, siendo una de las consecuencias más habituales la contractura en el cuello y hombros, estas contracturas pueden hacerse crónicas cuando se conduce con frecuencia.
Los amaxofóbicos se paralizan al volante, se sienten inseguros y viven la conducción como un gran peligro.
La falta de confianza y el miedo que sienten les hace tener actitudes de riesgo cuando conducen, así por ejemplo suelen frenar en exceso en una curva o frenar en carreteras de doble sentido cuando se cruzan con otro vehículo, se angustian cuando les adelanta un camión o un autobús, si se encuentran con un ciclista por la carretera temen desplazarse al carril contrario, conducen a velocidades excesivamente bajas...son actitudes que entrañan un peligro real.
Qué hacer
Es fundamental aprender a dominar los pensamientos negativos sobre la propia forma de conducir y los peligros que conlleva la conducción, cuando una persona se sienta al volante debe ser prudente en su forma de conducir sin tener comportamientos que denoten excesivo miedo ni excesiva confianza en su conducción, tanto un comportamiento como el otro pueden llegar a ser peligrosos.
Ante todo, tenemos que identificar el problema, saber en qué situaciones nos sentimos más tensos o con más miedo conduciendo y, analizar esas situaciones para ver cómo podemos actuar ante ellas. Es decir, se trata de aprender un comportamiento.
Así, por ejemplo, cuando nos cruzamos con un camión en carreteras de doble sentido, debemos mantenernos tranquilos y no modificar nuestra forma de conducir en ese momento, no dudar ni del conductor del camión ni de nosotros mismos y pensar que en la carretera hay sitio para los dos vehículos o cuando llegamos a una curva frenar suavemente en vez de hundir el freno hasta el fondo, el coche responderá según actuemos nosotros.
Se trata de controlar nuestros pensamientos y nuestras actuaciones y aprender cómo responde el coche según los movimientos que nosotros hagamos. Todo esto es un proceso y, por tanto, habrá ocasiones en las que fracasemos y, otras ocasiones, en las que consigamos éxitos.
La respiración debe ser relajada y los músculos no deben estar tensos, sobre todo en la zona del cuello y hombros, de lo contrario si habitualmente tenemos que conducir podríamos sufrir rigidez o contracturas.
Tener confianza en uno mismo y una actitud positiva es fundamental para superar el problema. Para conseguir esto tal vez sea necesaria la ayuda de un profesional.
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En todo ven un peligro, perciben el tráfico como una amenaza. Se sienten inseguros y vulnerables porque saben que no todo está bajo su control.
Definición de Amaxofobia
Amaxofobia viene de "amaxo" que en griego quiere decir carruaje y de "fobia" que quiere decir miedo. Se define como un miedo irracional a conducir.
No podemos confundir la amaxofobia con inseguridad al volante.
La inseguridad en la conducción se debe a la falta de habilidad al conducir y, en la mayoría de los casos, esta falta de destreza se produce porque se tiene poca experiencia al volante o porque llevamos mucho tiempo sin conducir
A quién afecta
En España afecta al 33% de los conductores, la mayor parte mujeres con edades comprendidas entre los 30 y 40 años.
Normalmente, esta fobia se asocia a experiencias traumáticas como haber sufrido o haber presenciado un accidente de tráfico o cuando algún familiar o amigo ha sido víctima de un accidente de tráfico.
En el fondo se trata de un problema de falta de autoestima y confianza en uno mismo. Esta patología es más frecuente en mujeres, sobre todo en aquellas con padres, hermanos o maridos muy dominantes o machistas que han mermado su autoestima.
Los amaxofóbicos son muy negativos hacia su forma de conducir, se consideran incapaces de conducir un vehículo con destreza, creen que pueden ser los causantes de un accidente de tráfico o piensan que no van a saber actuar ante situaciones adversas en la carretera como fuertes lluvias, niebla, desvíos provisionales... Tienen tal inseguridad en su forma de conducir, que rara vez se ponen delante del volante.
Síntomas más comunes
Entre los síntomas más comunes está la ansiedad, la angustia, temblores, dolor de estómago, rigidez, sudoración excesiva o taquicardias, incluso pesadillas antes y después de conducir.
Quienes lo sufren, experimentan una gran tensión psicológica, llegando a evitar situaciones donde conducir es necesario como cualquier salida de ocio que implique trasladarse en coche, comidas, viajes, excursiones..., en los casos más extremos hay personas que han llegado a renunciar a un puesto de trabajo porque implicaba desplazarse a diario en coche.
La amaxofobia supone en estos casos una limitación muy importante, se trata de un miedo paralizante.
También, es frecuente sufrir tensiones musculares, siendo una de las consecuencias más habituales la contractura en el cuello y hombros, estas contracturas pueden hacerse crónicas cuando se conduce con frecuencia.
Los amaxofóbicos se paralizan al volante, se sienten inseguros y viven la conducción como un gran peligro.
La falta de confianza y el miedo que sienten les hace tener actitudes de riesgo cuando conducen, así por ejemplo suelen frenar en exceso en una curva o frenar en carreteras de doble sentido cuando se cruzan con otro vehículo, se angustian cuando les adelanta un camión o un autobús, si se encuentran con un ciclista por la carretera temen desplazarse al carril contrario, conducen a velocidades excesivamente bajas...son actitudes que entrañan un peligro real.
Qué hacer
Es fundamental aprender a dominar los pensamientos negativos sobre la propia forma de conducir y los peligros que conlleva la conducción, cuando una persona se sienta al volante debe ser prudente en su forma de conducir sin tener comportamientos que denoten excesivo miedo ni excesiva confianza en su conducción, tanto un comportamiento como el otro pueden llegar a ser peligrosos.
Ante todo, tenemos que identificar el problema, saber en qué situaciones nos sentimos más tensos o con más miedo conduciendo y, analizar esas situaciones para ver cómo podemos actuar ante ellas. Es decir, se trata de aprender un comportamiento.
Así, por ejemplo, cuando nos cruzamos con un camión en carreteras de doble sentido, debemos mantenernos tranquilos y no modificar nuestra forma de conducir en ese momento, no dudar ni del conductor del camión ni de nosotros mismos y pensar que en la carretera hay sitio para los dos vehículos o cuando llegamos a una curva frenar suavemente en vez de hundir el freno hasta el fondo, el coche responderá según actuemos nosotros.
Se trata de controlar nuestros pensamientos y nuestras actuaciones y aprender cómo responde el coche según los movimientos que nosotros hagamos. Todo esto es un proceso y, por tanto, habrá ocasiones en las que fracasemos y, otras ocasiones, en las que consigamos éxitos.
La respiración debe ser relajada y los músculos no deben estar tensos, sobre todo en la zona del cuello y hombros, de lo contrario si habitualmente tenemos que conducir podríamos sufrir rigidez o contracturas.
Tener confianza en uno mismo y una actitud positiva es fundamental para superar el problema. Para conseguir esto tal vez sea necesaria la ayuda de un profesional.
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